domingo, 30 de noviembre de 2014

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Siempre has sido una de las personas más importantes para mi, y mi modelo a seguir. No tengo autoestima y todas tus críticas, se convertían en lo correcto para mi. Aunque lo que yo hubiera decidido fuera lo que realmente me gustaba. No puedo evitar ser así. Y ya hace demasiado tiempo que todo me duele demasiado. Quiero poder aceptar tus críticas sin que eso signifique el convertirlas en mi realidad. No puedo seguir sufriendo, porque estoy rota y no se como salir de este agujero en el que me he metido yo sola. Y lo siento, y no quiero que me siga doliendo ser como realmente soy. Quiero poder vivir sin que me duela el intentarlo.

martes, 14 de octubre de 2014

Tiro la toalla por mi bien

Reconocer nuestros errores es doloroso. Pero vivir equivocados
 es la causa de nuestro sufrimiento. - Séneca
Podría tener al mundo y no tengo nada. Incluso me atrevería a decir que ya no me tengo ni a mí misma. Yo sola me he dejado sin nada, llegando a un callejón sin salida en el que me ahogo.
Me he rechazado, despreciado, odiado, maltratado... cuando yo soy lo único que tengo. Lo he tenido absolutamente todo, no he carecido nunca de nada, y aun así estoy vacía. Me he convertido en un cuerpo vacío que vaga de lado a lado sin rumbo.
Ya no recuerdo lo que antes amaba hacer, mi vitalidad se ha desvanecido y con ella mis ganas de seguir viviendo. Porque así no hay quien aguante, definitivamente tiro la toalla. Pero es que no tengo porque aguantar, no tiro la toalla porque me rinda, la tiro porque ya no estoy dispuesta a aguantar más malviviendo de este modo. No tengo porque vivir rodeada de negatividad, tristeza, amargura y soledad. Y es que lentamente me estoy quitando la vida, me estoy suicidando poco a poco. Me ahogo en mis penas, las cuales he creado yo misma, aún teniendo el cielo como límite. Y por primera vez reconozco que necesito ayuda, porque ya no estoy dispuesta a seguir así. Esto no es vivir, y teniendo toda una vida por delante, no la voy a tirar a la basura. Vida mía, esto es el comienzo de algo muy grande, es el comienzo de tus días de gloria.

miércoles, 13 de noviembre de 2013

La chica de la cafetería.

One for the Road


Ella no era como las demás. Tenía algo que la hacía diferente. Tal vez sus gestos, su expresión, quizás el aura que la rodeaba. Solía llegar cada tarde hacia las cinco y se quedaba allí hasta que las farolas se encendían. Luego recogía los papeles que solía tener esparcidos por la mesa, guardaba los libros que había traído y se recogía el pelo, con una gracia que sólo ella conseguía. Entonces se ponía la cazadora marrón, la bufanda de colores y salía por la puerta. Los mechones pelirrojos que le caían por el rostro se agitaban suavemente y le acariciaban los pómulos, que se le solían sonrosar por el frío del otoño.

Cuando llegaba dejaba la bolsa que traía encima de la misma mesa en la que siempre se sentaba y se dirigía a la barra para pedir un capuccino con nata montada y virutas de chocolate por encima. Entonces se sentaba y esperaba impaciente cual niña pequeña a que le trajeran su merienda preferida, que se basaba en el capuccino y dos galletas de chocolate caseras.
Era luego cuando empezaba a armar todo aquel ejército de papeles que se extendían a lo largo de la mesa de madera. Entonces de forma concentrada y minuciosa empezaba a estudiar esos papeles de contenido desconocido. Era en ese momento cuando aprovechaba para observar esa hermosa estampa, pues me resultaba muy curiosa e interesante: sus hermosos ojos color miel buscaban incesantemente respuestas entre ese manojo de papeles y sus precioso labios carnosos de color rosa pálido susurraban palabras inaudibles para mí.
Fue entonces cuando en un arrebato de coraje decidí dirigirme a ella y dedicarle unas palabras. Dejé el dinero de la cuenta encima de la mesa y me levanté. Caminé y por casualidades de la vida, se le cayó el estuche de lápices. Me agaché, lo recogí y se lo tendí para que lo cogiera. Entonces su mano rozó con la mía. Un impulso nervioso recorrió mi brazo hasta que se extendió por todo el cuerpo y por un instante pude ver cómo se le dilataban las pupilas y supe que ella había sentido lo mismo que yo. Acto seguido le mostré mi mejor sonrisa, nerviosa me dio las gracias y me marché. Por aquel entonces no lo sabía, pues solo soñaba con ello, pero eso sería el comienzo de una historia aún no escrita.


martes, 23 de julio de 2013

Te amo.

Te tuve durante una noche, que para mi fue efímera y desearía que esa noche se repitiera una y otra vez, que se convirtiera en mi vida, al igual que tú. Y desearía tener el valor de luchar por ti, pero tengo miedo, tengo miedo de perderte aunque no te tengo. Y se que si no lucho por ti no tendré nada, solo me quedará el recuerdo de esa noche, con la que llevo pensando desde que sucedió, Pero soy una cobarde y no consigo luchar por lo que más quiero. Tengo miedo de que me rechaces, porque si lo haces dejaré de creer en el amor y no me quedará nada por lo que luchar. Te quiero, solo a ti y aunque suene egoísta desearía que fueses mío y no solo por una noche, sino por toda una eternidad, por el resto de nuestras vidas,

sábado, 13 de julio de 2013

Folio en blanco (Pedazitos de historias).

Se encontraba sentada dentro de la bañera mirando por la ventana. Era de noche y a fuera caía una fina lluvia que había empapado los cristales por la parte exterior. No tenía la mirada fija en ningún punto en concreto, simplemente observaba el mundo que la ventana le daba a conocer. Un mundo caótico y sin sentido pero real y palpable y por lo tanto, ella tendría que resignarse y obedecer sus órdenes, pues en este vivía y en el mismo se encontraba encadenada.
Se tumbó en la bañera y dejó que el agua cubriera su cuerpo, mojando así cada una de sus curvas.
Del agua salían unas hileras de vapor que ascendían para finalmente fundirse con el casi imperceptible humo que unas velas perfumadas producían. Se podía oler un rico aroma a vainilla que junto con la calidez del agua, formaba un ambiente acogedor y relajante. Pero dentro de todo ese agradable entorno se encontraba ella, formando involuntariamente una gran paradoja. Se sentía como un monstruo en un mundo en el cual no pertenecía ni encajaba, pero a la vez le agradaba el poder encontrarse allí, junto con la soledad y la tranquilidad exterior, pues en su interior, paz alguna no era avistada.  

Después de un largo rato decidió salir de la bañera y se plantó frente al espejo. Una vez más, allí estaba el mismo reflejo de siempre. Frío como el mármol y puntual como la muerte misma. Luego de un lapso de tiempo observándose, notó que se le iba la cabeza. Le encantaba esa sensación de pérdida de la noción del espacio-tiempo, pues el simple hecho de poder dejar de pensar en todo era un gran alivio. Era como estar flotando sobre un mar de espesas nubes. Nubes que por desgracia se turbaban rápidamente, dando lugar a una gran tormenta.
Pero el espejo ya no mostraba una horrenda caricatura fuera de la realidad, ahora mostraba la realidad tal cual era, la horrible realidad a la que se tendría que enfrentar le gustara o no. Porque esa era la única forma con la que la realidad podría permanecer sin convertirse en una pesadilla, todo lo contrario a como había sido hasta día de hoy. La otra opción, en cambio, era atravesar ese espejo, darle la mano a ese putrefacto reflejo y huir hacia un lugar donde no hay cabida para realidad alguna, solo soledad, muerte y resignación.

Y así fue cómo otra vez se sintió atrapada en su propio mundo y empezó a correr. Corrió con todas sus fuerzas, hasta que los pulmones le ardían y parecía que le saldrían por la boca, pero solo consiguió huir patéticamente una vez más. No conseguía comprender del todo que el problema estaba en su interior, en su cabeza y que nunca conseguiría vencer si no buscaba ayuda. Pero ahí estaba, una vez más, corriendo y pronto se encontró sola de nuevo.
A sus espaldas un mar de rocas y frente a ella una basta llanura de agua. Se encontraba de rodillas en el agua, que le llegaba por la cintura. Extendió sus brazos y se lavó la cara para borrar las lágrimas que ahora le caían rostro abajo, y entonces las vio. Ahí estaban las marcas y heridas, en su muñeca, creadas por ella misma. Cortes que ella misma se hacía para intentar que su dolor, su terrible sufrimiento brotara y se derramara brazo abajo. Y aunque solo había conseguido dejar marcas físicas de ese presente dolor, ella seguía intentando deshacerse de esa agonía haciéndose cortes para ver si así el dolor salía y se marchaba. 
Intentó inútilmente borrarlas con el agua del mar pero no consiguió nada y entonces, sintiéndose totalmente frustrada e inútil, se tumbó y dejó que su cuerpo flotara en el agua. Miró las estrellas, cerró los ojos y empezó a soñar que moría, mientras se repetía unos versos que ni siquiera ella podía recordar de dónde habían salido, porque los sueños en los cuales se quitaba la vida eran en los que se sentía más viva que en la propia realidad:


Tinieblas, oscuro vacío
no las temas, pues no las verás
silenciosas y sombrías
acechándote, rápido tardío, encima las llevarás “.

domingo, 7 de abril de 2013

Emocions, adrenlina, atracció.

Lo tenia entre mis brazos y el me tenía rodeada por la espalda, por debajo de mi camiseta, rozando mi piel con la suya. Sus carnosos labios se unían con los míos enérgicamente una y otra vez.
Su mano, la cual antes había estado acariciando mis mejillas, mis labios, mis senos, etc., ahora se encontraba entrelazada con la mía y eso me producía un estado de confianza y de deseo.
Nuestros cuerpos se rozaban, se abrazaban como si uno solo fuéramos y nos complementábamos con impulsos nerviosos que nunca en mi vida antes había sentido.
Sus labios bajaron lentamente por mi mandíbula, pasando cuello abajo hasta llegar a mis pechos donde sus dedos jugaban hábilmente con mis pezones, poniéndolos rígidos rápidamente. Una vez acabado el recorrido, su lengua lamió mis senos con esmero.
Mis manos frotaban su pecho lentamente hasta llegar a su cara. Allí le cogí el rostro, lo acerqué al mío y lentamente nuestros labios se unieron una y otra vez. Botón a botón le fui desabrochando la camisa negra que llevaba ese día ya que iba en traje. Una vez que ya no quedaba ningún botón por desabrochar, pasé mis manos por su desnuda espalda, su fuerte y cálida espalda, y sentí una fuerza superior a la mía, hecho que le permitía dominarme si le placía.
Nunca pensé que en un espacio tan reducido como en el que sucedieron todos los acontecimientos anteriores, exactamente en un Peugeot 4L, pudieran acumularse tantísimas descargas e impulsos eléctricos y pudieran sentirse tantísimas emociones a la vez.
Ahora, lejos de ti, yo me pregunto si algún día esos acontecimientos se repetirán y de forma infinita.

Pota Lait - Sa Botiga De Dalt Vila






viernes, 25 de enero de 2013

La cruda realidad

"Miró al espejo, y reflejó el espejismo de su recuerdo".
Fue al baño y se plantó frente al espejo. Una vez más, allí estaba el mismo reflejo de siempre. Frío como el mármol y puntual como la muerte misma.
Estaba cansada, tanto físicamente como mentalmente, pero esta última destacaba por encima de la anterior. Le temblaban las manos y se le iba la cabeza. Le encantaba esa sensación de pérdida de la noción del espacio-tiempo, el simple hecho de poder dejar de pensar en todo era un gran alivio, era como estar flotando sobre un mar de espesas nubes. Nubes que por desgracia se turbaban rápidamente, dando lugar a una gran tormenta.
Pero el espejo ya no mostraba una horrenda caricatura fuera de la realidad, ahora mostraba la realidad tal cual era, la horrible realidad a la que se tendría que enfrentar le gustara o no. Porque esa era la única forma con la que la realidad podría permanecer sin convertirse en una pesadilla, todo lo contrario a como había sido hasta día de hoy. La otra opción, en cambio, era atravesar ese espejo, darle la mano a ese putrefacto reflejo y huir hacia un lugar donde no hay cabida para realidad alguna, solo soledad, muerte y resignación.